¿CUÁLES SON ESTOS?
El estrés es, por norma general y en condiciones saludables, un estado transitorio de alerta que aparece cuando el cerebro identifica que hay una nueva situación a la que adaptarse que supone un reto. También cuando hay un peligro inminente. Pero cuando una nueva situación supera en exceso nuestros recursos, el estrés aumenta con creces. Si vives en una situación extrema y continua en cuanto a demasiada carga de tareas, pocas horas de sueño, mala alimentación, sedentarismo y retos demasiado ambiciosos, el estrés se cronifica pudiendo llegar a hacer verdaderos estragos en tu salud.
INSOMNIO Y FATIGA:
No son raras las noches en vela cuando algo no encaja al 100% en nuestra cabeza y queremos solucionar el problema sí o sí. Parece que nuestra mente, ocupada todo el día en miles de tareas, decida que la paz nocturna es el mejor momento para darle vueltas a eso que nos preocupa. El riesgo de insomnio, cada vez más extendido en nuestra sociedad, aumenta cuando aumentan nuestros niveles de estrés produciendo además un aumento de la fatiga que nos impide pensar y solucionar correctamente los retos que se nos presentan.
DEPRESIÓN:AUMENTO DE LOS NIVELES DE CORTISOL:
Las situaciones de estrés aumentan tus niveles de cortisol ayudándote a movilizar sustratos de tu cuerpo para tener la energía necesaria para afrontar esta situación excepcional. Aunque esto es bueno cuando sucede a corto plazo, la elevación continuada del cortisol en nuestro cuerpo repercute negativamente en nuestro sistema inmunitario, afectando a nuestra salud con problemas como tensión elevada, diabetes, causando situaciones como las que te nombrábamos antes (insomnio, bajo estado de ánimo, bajos niveles de energía, etc.)
DISMINUCIÓN DE LOS NIVELES DE TESTOSTERONA:
La testosterona es una hormona producida tanto en hombres como en mujeres, aunque producida en mayor cantidad en varones.
PROBLEMAS DIGESTIVOS: El estrés puede afectar a tu sistema digestivo.
TAQUICARDIA (FRECUENCIA CARDÍACA ELEVADA): El estrés puede hacer que tu corazón sea menos eficiente y aumente las pulsaciones por minuto (ppm) en tu día a día.
CAMBIOS EN EL APETITO Y SOBREPESO: Este es un claro indicativo de que no tienes hambre física. El hambre física, al contrario que la emocional aparece progresivamente y va aumentando poco a poco.
IRRITABILIDAD Y MENOS EMPATÍA: El estrés puede ser el causante de que pierdas los papeles de forma frecuente.
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